La automedicación es definida por la Organización Mundial de la Salud como la selección y el uso de los medicamentos por parte de las personas para prevenir, aliviar o tratar síntomas o enfermedades leves que ellas mismas puedan identificar.
En estos casos la mayoría de las personas no cuentan con la información suficiente para tomar buenas decisiones sobre su salud, lo que lleva a un tratamiento que puede fallar.
La autoprescripción es la automedicación de productos de venta bajo receta y puede ocasionar consecuencias como:
- Ocultar síntomas y demorar la posibilidad de un tratamiento adecuado.
- Anular efectos de otros medicamentos.
- Producir efectos adversos.
- Generar resistencias (es decir, que no vuelvan a hacer efecto esos medicamentos).
En el caso de los antibióticos, estos se utilizan para tratar infecciones causadas por bacterias. Si el paciente los consume sin prescripción médica o interrumpe su tratamiento antes de lo indicado, puede que no se eliminen todas las bacterias que causan esa enfermedad. El resultado entonces será la mutación de las mismas, volviéndose “superbacterias”, y la creación de una resistencia antimicrobiana.
¿Y cuál es el problema de la resistencia de las bacterias ante los medicamentos?
Si bien es un proceso natural, dado que los medicamentos van perdiendo con el tiempo su capacidad de matar agentes patógenos, en los últimos años el uso inapropiado de antibióticos ha acelerado exponencialmente este proceso, convirtiéndose en una de las mayores amenazas para la salud mundial.
Y acá un dato muy importante: la gripe y el resfrío no se combaten con antibióticos, ya que no están causados por bacterias sino por virus. Por lo tanto, en estos casos, consumirlos no mejora la salud, no evita el contagio a otras personas ni ejerce una acción preventiva. Es importante usar antibióticos sólo cuando un médico u odontólogo indica que son necesarios.
Cada eslabón del proceso terapéutico tiene una responsabilidad en el cuidado de la salud: el médico u odontólogo que prescribe los medicamentos, el farmacéutico que los dispensa, el paciente que debe usarlos y conservarlos tal como le fue indicado.
El compromiso y uso correcto de los medicamentos es fundamental para mantener una buena salud para tu cuerpo. Evitá automedicarte y consultá siempre a tu médico de confianza.