Día mundial del Parkinson

En el día mundial del Parkinson, compartimos una nota informativa sobre los síntomas y condiciones asociados a esta enfermedad.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico y progresivo, que afecta tanto a hombres como a mujeres principalmente a personas mayores de 60 años aunque no es una enfermedad exclusivamente de este grupo etario ya que el 30 % de los diagnosticados afectan a menores de 50 años, en este sentido, la genética es un factor de interés. Esta enfermedad se produce debido a la degeneración de las células nerviosas en una parte del cerebro llamada sustancia negra, lo que resulta en la disminución de la producción de dopamina, un neurotransmisor importante que ayuda en la coordinación del movimiento y en la regulación del humor. Se desconocen las causas de la enfermedad, pero se cree que puede deberse a una compleja interacción entre factores genéticos y la exposición a factores ambientales como los plaguicidas, los disolventes y la contaminación atmosférica a lo largo de la vida según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A nivel mundial, la discapacidad y las defunciones debidas a la enfermedad de Parkinson están aumentando más rápidamente que las de cualquier otro trastorno neurológico. La prevalencia de la enfermedad de Parkinson se ha duplicado en los últimos 25 años. Las estimaciones mundiales en 2019 mostraban una cifra superior a 8,5 millones de personas con esta enfermedad. Las estimaciones actuales parecen indicar que, en 2019, la enfermedad de Parkinson provocó 5,8 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad, lo que representa un aumento del 81% desde el año 2000, y causó 329 000 fallecimientos, lo que equivale a un aumento de más del 100% desde el año 2000.

Sintomatología
A medida que la enfermedad avanza, los síntomas se vuelven más pronunciados y pueden incluir temblores, rigidez muscular, lentitud de movimiento y problemas de equilibrio y coordinación. Estos síntomas pueden variar de persona a persona y pueden afectar la calidad de vida de la persona que los padecen. El temblor es un síntoma clásico de la enfermedad de Parkinson, suele comenzar en las manos y los dedos, pero también puede afectar la cabeza, las piernas y la mandíbula. El temblor se puede intensificar cuando la persona está en reposo o bajo estrés. La rigidez muscular es otra característica de la enfermedad de Parkinson, puede afectar los brazos, las piernas y el tronco, lo que puede hacer que la persona se sienta incómoda, limitada en sus movimientos y dificultad para caminar. Otros síntomas incluyen: Pérdida de expresión facial, Dificultad para tragar, Sialorrea (exceso de salivación). Dolor muscular o articular. Fatiga, agotamiento fácil, cansancio crónico. Cambios en la voz, Trastornos oculares como sequedad de ojos, picor, visión doble, falta de enfoque visual.Enlentecimiento de las funciones psíquicas (bradipsiquia) como reflejos alterados, fáciles
caídas, insomnio, sueño muy fragmentado en la noche, despertarse muy temprano y no volver a dormirse, pesadillas vívidas, gritos nocturnos, somnolencia diurna. Depresión y ansiedad, Problemas de memoria y concentración. La progresión de estos síntomas da lugar a altas tasas
de discapacidad y necesidades de atención. Numerosas personas con la enfermedad de Parkinson también desarrollan demencia durante el transcurso de la enfermedad.

Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson se realiza mediante la evaluación clínica del paciente, teniendo en cuenta los síntomas que presentan, la historia clínica y la exploración física. Algunas pruebas complementarias pueden ayudar a descartar otras enfermedades que pueden producir síntomas similares. Estas pruebas incluyen estudios de imagen cerebral como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la resonancia magnética nuclear de cerebro (RMN).

Tratamiento
El tratamiento de la enfermedad de Parkinson se basa en el control de los síntomas y en la mejora de la calidad de vida del paciente. El tratamiento farmacológico incluye la administración de medicamentos que aumentan los niveles de dopamina en el cerebro, como la levodopa y los agonistas  dopaminérgicos. Otros medicamentos pueden ser utilizados para controlar los síntomas motores y no motores de la enfermedad, fármacos que controlan molestias secundarias de muy diverso tipo (ansiedad, depresión, insomnio, incontinencia urinaria, etc.).
La cirugía también puede ser una opción en algunos pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada que ayudan a seleccionados pacientes mejorar los síntomas de la enfermedad. La terapia ocupacional y física también puede ser útil para mejorar la calidad de vida del paciente. La fisioterapia puede ayudar a mejorar la movilidad y la coordinación, mientras que la terapia ocupacional puede ayudar al paciente a realizar tareas cotidianas como vestirse o cocinar.

Prevención
Aunque no existe una forma conocida de prevenir la enfermedad de Parkinson, se cree que un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollarla. Algunas recomendaciones incluyen:
1) Realizar actividad física regularmente.
2) Mantener una dieta equilibrada y saludable.
3) Evitar la exposición a sustancias tóxicas, como pesticidas y herbicidas.
4) Mantener la mente activa y realizar actividades que estimulen el cerebro, como leer o hacer crucigramas.

RECORDAR que si bien no hay cura para la enfermedad de Parkinson, por ello se dice que es una enfermedad crónica e incurable, existen tratamientos que pueden ayudar a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen. Los tratamientos pueden incluir medicamentos para aumentar los niveles de dopamina en el cerebro (la levodopa/carbidopa sigue siendo el medicamento más común y eficaz, y figura en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS), terapia física para mejorar la coordinación y el equilibrio y terapia ocupacional para ayudar a las personas a adaptarse a las limitaciones físicas y emocionales asociadas con la enfermedad.

Es importante que las personas que padezcan la enfermedad de Parkinson trabajen en estrecha colaboración con su médico para desarrollar un plan de tratamiento que se adapte a sus necesidades individuales. También es importante que los pacientes y sus familias tengan acceso a información y recursos sobre la enfermedad para poder tomar decisiones informadas y mantener una buena calidad de vida. Quienes atienden a las personas con la enfermedad de Parkinson son generalmente familiares y amigos que dedican muchas horas al día a dichos cuidados, esto puede resultar abrumador para ellos, con alta presión física, emocional y económica y generar un gran estrés por eso deben estar informados, capacitados y siempre recibir apoyo del sistema de salud pública.

Hoy día nadie “se muere de párkinson”. Su esperanza de vida es prácticamente igual que la de la media nacional. Lo que sí debe hacer la personas con enfermedad de Parkinson es cuidarse más por los problemas secundarios que puede provocar indirectamente la patología: tener mucho cuidado con el riesgo de tropezar y de caídas peligrosas (por los trastornos del equilibrio), protegerse bien de infecciones respiratorias (ventilan mal) y de orina, cuidar la deshidratación (por exceso de sudoración), cuidar una nutrición adecuada (no solo consumir lo “fácil de tragar”), tomarse de forma correcta la medicación y realizar rehabilitación para mantener el estado físico.

Nota:
El doctor inglés James Parkinson describió la enfermedad de Parkinson en 1817, exactamente con los mismos signos que observamos hoy día. La llamó “parálisis agitante”, poniendo de relieve los dos “componentes” de la enfermedad: la rigidez (parálisis) y el temblor (agitación). En 1997 la Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de abril como Día Mundial del Parkinson, coincidiendo con el aniversario del nacimiento del Dr. James Parkinson.

Fuentes:
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/parkinson-disease
https://medlineplus.gov/spanish/parkinsonsdisease.html
https://www.parkinsonmadrid.org/el-parkinson/el-parkinson-definicion